top of page
andreag_a_pregnant_couple_in_a_field_of_flowers_and_a_lake_sunn_0aad0747-bb68-49d8-8292-7f

Un Blog de Esperanza y Vida

Únete a nosotros en este apasionante viaje hacia la paternidad y maternidad, donde compartiremos testimonios inspiradores y te mantendremos actualizado sobre los últimos avances en medicina reproductiva.

Group 5640.png

Que no las llamen"Madres Geriátricas."La maternidad después de los 40 —y también después de los 50— es un camino de vida, de amor consciente y de resiliencia. No una etiqueta.

  • Foto del escritor: Mater Clinic
    Mater Clinic
  • hace 18 horas
  • 8 Min. de lectura

Durante décadas, la sociedad ha repetido la misma narrativa: existe una "edad ideal" para ser madre. Como si las vidas, los deseos y los caminos personales pudieran encasillarse en un molde único y universal.


Así nació y se extendió un término —"madre geriátrica"— que, aunque surgió en contextos médicos con fines puramente técnicos, ha terminado cargado de connotaciones despectivas y estigmatizantes. Un término que ignora las realidades complejas, valientes y profundamente humanas de miles de mujeres que, hoy más que nunca, son madres después de los 40 o incluso después de los 50.


Porque la maternidad tardía no es un error que deba corregirse, ni un capricho que merezca juicio. Es, muchas veces, la culminación de un recorrido largo y sinuoso, lleno de decisiones difíciles, búsquedas sinceras, procesos de adaptación y amor sostenido contra toda expectativa social.


Esta es una historia que merece ser contada sin etiquetas. Con respeto. Con la complejidad que la vida real exige.


Un cambio silencioso pero profundo.


Hace apenas una década, ser madre después de los 40 parecía una excepción digna de comentario. Hoy es una realidad estadística que no para de crecer. En España, durante 2024, más del 10% de todos los nacimientos correspondieron a madres de 40 años o más. En varias comunidades autónomas, como Galicia, Asturias y Cantabria, ese porcentaje superó el 13%. Incluso se registraron 43 nacimientos en mujeres mayores de 50 años solo en los primeros meses del año.


Estos números no mienten. Tampoco son casualidad.


Las razones detrás de esta transformación son múltiples y complejas. No es una "moda" impulsada por celebrities, ni una tendencia superficial alimentada por redes sociales. Es el reflejo directo de cómo han cambiado nuestras sociedades, nuestras economías, nuestras relaciones y, fundamentalmente, nuestras vidas.


Estamos ante un fenómeno que habla de autonomía femenina, de evolución médica, de cambios en las estructuras familiares y de una redefinición profunda de lo que significa "el momento adecuado" para ser madre.


Los caminos que nadie ve.


Existe un mito peligroso que dice que las mujeres que son madres después de los 40 simplemente "dejaron pasar el tiempo" por priorizar la carrera o por indecisión. La realidad es infinitamente más compleja.


Muchas mujeres no llegan a la maternidad en edades avanzadas por haberlo planificado así desde un principio. Al contrario. Para la mayoría, el camino comienza mucho antes: a veces en los 30, otras incluso en los 20. Y desde el principio, nada resulta sencillo.


Hay mujeres que pasan años enteros intentando concebir de forma natural, mes tras mes, ciclo tras ciclo, sin éxito. Luego llegan las primeras consultas especializadas, los análisis, los diagnósticos que a veces no ofrecen respuestas claras. Después vienen los tratamientos de reproducción asistida con óvulos propios: FIV, ICSI, múltiples intentos que no siempre culminan en embarazo.


Cuando esos tratamientos fallan (La posibilidad de quedarse embarazada con ovocitos propios puede ser inferior dependiendo de cada caso) surge una encrucijada emocional y práctica: la posibilidad de optar por ovodonación. Una decisión que implica duelos, redefiniciones profundas de la maternidad biológica y un proceso de aceptación que puede tomar meses o años.


Todo este recorrido está atravesado por la vida misma: rupturas de pareja que no resisten la presión de la infertilidad, cambios profesionales inesperados, mudanzas por trabajo, crisis económicas familiares, pérdidas de seres queridos, procesos de terapia personal. La maternidad tardía, en muchos casos, es la consecuencia de un viaje lleno de obstáculos reales, no de una espera pasiva o caprichosa.



El factor pareja: una variable que nadie controla.


Hay otro aspecto que raramente se menciona en las discusiones sobre maternidad tardía: no todas las mujeres tienen el privilegio de encontrar, en el momento que consideran adecuado, un compañero de vida que comparta genuinamente su deseo de formar una familia.


Para muchas mujeres, el motivo principal de la maternidad tardía no es haber "dejado pasar el tiempo" por ambición profesional, sino simplemente no haber encontrado aún a la persona adecuada con quien construir un proyecto común. O haber estado en relaciones que parecían sólidas pero que se desmoronaron cuando llegó el momento de hablar en serio sobre hijos, o cuando el recorrido se hace más difícil de lo esperado.


En estos casos, la maternidad en solitario se convierte en una opción válida y profundamente valiente. Pero no todas las mujeres se sienten emocional, económica o logísticamente preparadas para recorrer ese camino sin apoyo. Y es importante —crucial— que cada mujer sea completamente libre de respetar sus propios tiempos, deseos y límites emocionales.


No hay una única forma correcta de llegar a la maternidad. No hay ninguna razón válida para juzgar a quien decide esperar a encontrar la pareja adecuada, ni para valorar menos a quien elige avanzar sola. Ambas decisiones requieren coraje. Ambas merecen respeto.


Mientras tanto, la vida no se detiene.


Durante estos años de búsqueda, espera y decisiones, la vida de estas mujeres no se congela. No se quedan estáticas, esperando que llegue el momento perfecto.


Muchas atraviesan transformaciones profundas y necesarias: rompen con parejas que no compartían realmente su proyecto de maternidad, inician nuevas relaciones más alineadas con sus valores, fortalecen su independencia económica y emocional, redefinen completamente su carrera profesional, se mudan a ciudades que les ofrecen mejores oportunidades.


Viven duelos múltiples: la pérdida de embarazos, la ruptura de relaciones significativas, la muerte de padres que no llegaron a conocer a sus nietos, el cierre de ciclos profesionales. También viven reinicios constantes: nuevos trabajos, nuevas ciudades, nuevas parejas, nuevos tratamientos médicos, nuevas definiciones de lo que significa la familia.


Cada paso de este recorrido suma experiencia vital, madurez emocional, autoconocimiento y conciencia sobre lo que realmente importa. Cuando finalmente llega el embarazo —sea conseguido de forma natural, mediante reproducción asistida o a través de ovodonación— ese hijo es recibido con una fuerza, una gratitud y un amor que no responden únicamente a la edad cronológica, sino a todo lo que ha sido vivido, sufrido, aprendido y elegido conscientemente.


La medicina evoluciona, los riesgos se gestionan.


Es importante ser honestos: la medicina sigue usando términos como "edad materna avanzada o maternidad tardía" para señalar que ciertos riesgos obstétricos aumentan estadísticamente con el paso de los años. No es alarmismo o un uso despectivo: es una realidad médica que debe ser conocida y gestionada profesionalmente, y de la cual es importante que también sea consciente quien se acerca hacia este camino.


Eso porque, no obstante todo, es cierto que la fertilidad natural declina con la edad. A los 40 años, la probabilidad mensual de conseguir un embarazo natural ronda apenas el 5%. Los embarazos después de los 40 o 50 años requieren un seguimiento médico más cuidadoso y frecuente. Existen riesgos aumentados de complicaciones como diabetes gestacional, hipertensión o parto prematuro.


Pero también es cierto que la ciencia médica ha avanzado de forma extraordinaria. Hoy, con técnicas como la ovodonación, las tasas de éxito por ciclo superan el 50%, cifras impensables hace apenas dos décadas. Los controles prenatales son más precisos y frecuentes, permitiendo detectar y manejar los riesgos con mucha mayor eficacia que en el pasado.


Los profesionales especializados en medicina reproductiva y obstetricia están perfectamente capacitados para acompañar estos embarazos. Lo que antes parecía médicamente inalcanzable o peligroso, hoy es posible y suficientemente seguro con el acompañamiento profesional adecuado y los cuidados necesarios.


La clave está en la información veraz, el seguimiento profesional riguroso y la toma de decisiones consciente e informada. No en el miedo ni en la estigmatización social.



Más allá del lenguaje médico: palabras que hieren.


Lo que definitivamente no debería seguir existiendo es un lenguaje que encierra estas maternidades en categorías cargadas de prejuicio y desprecio social. Porque "madre geriátrica" es un término que evoca inevitablemente decadencia, fragilidad, declive. Como si la maternidad después de cierta edad fuera inherentemente un error, una irresponsabilidad o una tragedia anunciada. Como si la edad de una mujer entre los 40 y 50 años fuera incoherente con el rol de maternidad, generando similitudes poco afortunadas como las de las "madres abuelas".


Nada más lejos de la realidad cotidiana que viven estas mujeres, y de la sociedad contemporánea, que ha sabido aceptar con entusiasmo los nuevos conceptos de edades en lo que tiene a que ver con los matrimonios, el derecho a divertirse, el vestuario, hasta el volver a empezar de 0 profesionalmente o incluso con los estudios, pero que no obstante todo eso sigue viejos estereotipos en relación con la maternidad.


Las mujeres que emprenden el camino de la maternidad después de los 40 no son solo aún jóvenes bajo todos los puntos de vista sociales, son, en su inmensa mayoría, personas activas, informadas, emocionalmente preparadas, con redes de apoyo sólidas y con una convicción profunda sobre lo que están eligiendo. Son mujeres que han sostenido un deseo a lo largo de años complicados, a pesar de obstáculos médicos, económicos, sociales y emocionales significativos.


Han navegado por el sistema de salud, han tomado decisiones médicas complejas, han gestionado sus finanzas para costear tratamientos caros, han construido redes de apoyo emocional, han redefinido sus expectativas y han mantenido viva la esperanza cuando todo parecía perdido.


Estas historias no son excepcionales ni anecdóticas: son parte del presente demográfico de nuestro país y de muchos otros que además enfrentan hoy en día la peor crisis demográfica en mucho tiempo. No estamos hablando de unos pocos casos aislados que merecen curiosidad antropológica. En 2024, más de 33.000 bebés nacieron en España de madres de más de 40 años. Son 33.000 historias reales, 33.000 familias que se formaron "tarde" según los estándares tradicionales, pero exactamente en el momento correcto según sus propias vidas.


Y esos números crecen año tras año, en España, Italia, Francia y en todo el mundo. No es una anomalía: es una nueva normalidad que requiere respeto, no estigma.


Maternidades distintas, igualmente valiosas.


Estas maternidades tardías no son ni mejores ni peores que las de mujeres en sus 20 o 30. Son diferentes. Tienen características propias que merecen ser reconocidas sin jerarquías ni comparaciones odiosas.


Son maternidades que han atravesado dudas existenciales profundas, miedos reales, pérdidas significativas. Maternidades que no llegan "por accidente" o por inercia social, sino como fruto de decisiones conscientes, difíciles, meditadas durante años. Maternidades que han requerido una inversión emocional, física y económica extraordinaria.


También son maternidades que llegan con una madurez emocional específica, con recursos económicos generalmente más estables, con una red de apoyo familiar y profesional más sólida, con una perspectiva sobre la vida que solo dan los años vividos intensamente.


No todas las mujeres eligen ser madres en solitario, y está perfectamente bien. No todas encuentran una pareja que las acompañe en este deseo, y no es su responsabilidad individual.


No todas quieren o pueden —emocional o económicamente— recurrir a técnicas como la ovodonación, y también es respetable, incluso no todas finalmente deciden por apostar por la maternidad y también es válido.


En toda esta diversidad de caminos y decisiones, lo que realmente importa es el respeto absoluto: que cada mujer pueda escuchar su deseo auténtico, evaluar sus circunstancias reales y encontrar el camino que más resuene con su propia vida, sus valores y sus posibilidades.


Hacia un cambio de mirada.


Lo que nuestra sociedad necesita urgentemente es un cambio radical de mirada. Un lenguaje que no estigmatice a las mujeres por sus decisiones reproductivas. Un entorno social y familiar que no juzgue los tiempos individuales. Una comunidad que entienda que las trayectorias hacia la maternidad son múltiples, todas legítimas y todas igualmente valiosas.


Necesitamos desterrar para siempre la idea de que existe una edad "correcta" para ser madre, es importante no estigmatizar ni a las mujeres de 20 por ser demasiado "pronto", ni las de 50 por ser demasiado "tarde" como si todo lo que se desvíe de una norma arbitraria merece cuestionamiento o lástima. Necesitamos entender que las decisiones reproductivas son profundamente personales y que están influidas por factores que escapan completamente al control individual: la economía, el mercado laboral, las oportunidades de encontrar pareja, la salud reproductiva, las circunstancias familiares.


También necesitamos profesionales de la salud que sepan comunicar los riesgos médicos reales sin caer en alarmismo ni en juicios morales. Medios de comunicación que cuenten estas historias con la complejidad que merecen, sin reducirlas a estereotipos o casos extremos. Familias que apoyen sin presionar, que acompañen sin juzgar.


Y sobre todo, necesitamos una cultura que entienda que ser madre es una decisión íntima, consciente y de una entrega deliberada al proyecto de acompañar el crecimiento de otro ser humano, que sin ella,  no podría ni siquiera existir.


En resumen: historias reales que merecen respeto.


Cada historia de maternidad es única, irrepetible y profundamente humana y siempre es un acto de amor increíble y maravilloso. Si te reconoces en este camino, en cualquiera de sus variantes: no estás sola. Existen profesionales especializados, recursos médicos de vanguardia y comunidades de apoyo que te acompañarán con sensibilidad, conocimiento y sin juicio alguno.


Tu historia importa. Tu maternidad también. Tu tiempo es el correcto para ti.


📱 ¿Necesitas acompañamiento especializado?


WhatsApp: 645 096 548 


*Profesionales que entienden tu camino. Atención personalizada sin juicios.*

Comments


Explora nuestras Categorias

Un espacio dedicado a ti

rich-golden-yellow-monochrome-marbleized-effect-2022-12-16-12-36-49-utc.png
Group 5641 (1).png

Fertilidad y Familia

Abordamos desde conceptos básicos sobre la fertilidad hasta estrategias avanzadas para concebir, incluyendo tratamientos de fertilidad, consejos para mejorar la salud reproductiva, un espacio dedicado a apoyarte en tu deseo de formar familia.

Group 5641 (1).png

Avances Científicos 

Descubre cómo la tecnología y la investigación han mejorado las tasas de éxito, ampliado las opciones de tratamiento y brindado nuevas esperanzas a parejas que buscan concebir.

Group 5641 (1).png

Embarazo y Maternidad

 Desde la espera emocionante del primer positivo hasta los desafíos y alegrías de la maternidad, esta categoría te acompaña en cada etapa de tu viaje. Encuentra consejos expertos sobre el cuidado prenatal, el parto, y la adaptación a la vida con tu nuevo bebé.

© 2023 COPYRIGHT TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS MATER

MATER es un marca registrada, todos los derechos están reservados. 

Políticas de Privacidad - Aviso Legal - Cookies
Los tratamientos de reproducción asistida se realizarán en centros autorizados.

bottom of page